Interrogados por la pandemia sufrida y la suspensión de vida normal

Álvaro GINEL sdb

Introducción

Nos vimos sorprendidos de la noche a la mañana: imposibilidad de salir de casa, de reuniones, de celebraciones. Se suspendieron los servicios y la vida de la comunidad cristiana en los locales de la iglesia; también de la catequesis como parte de la vida normal de la ciudadanía.

La pregunta no era, ¿qué hemos hecho?, sino ¿qué está pasando porque mueren personas? Una novedad que nos humilló. ¿Será posible que con lo que sabemos, con los medios técnicos que tenemos, con lo que hemos logrado seamos incapaces, impotentes de atacar y controlar este virus…? Nos tuvimos que convencer de que era así: no  podíamos ni podemos aún hoy.

  1. BÚSQUEDA RAPIDA DE RESPUESTAS

– El momento concreto, Semana santa, en que esto nos cayó encima, con las celebraciones importantes del cristianismo, nos llevó a preguntas y a poner manos a la obra: ¿Cómo dejarles sin nada? Y descubrimos que teníamos la telemática para poder llegar y ofrecer las celebraciones. Les llevamos a casa “la comida” que no podían venir a comer en la comunidad. “Celebraciones servicio a domicilio”.

Había curas muy mañosos con medios técnicos o se aconsejaban de otros y podían “emitir” para la gente de la parroquia.

Menos respuestas de este tipo hubo con los grupos llevados por los catequistas. Por una parte, medios y saber hacer técnico. Por otra, “saber hacer” una reunión de catequesis… sobre todo con los niños… De todas formas, hubo experiencias (cfr. Diócesis de Santiago de Compostela). En muchas ocasiones se “daba material” para que los padres hicieran. Estaría bien conocer la repercusión de estas buenas iniciativas.

– Dar respuesta “telemática” nos ha mostrado las dificultades en parte de los adultos(no todos dominan las técnicas). No todos aquellos a los que nos dirigimos pueden disponer de aparatos o saber técnico para “conectarse”.

– Las familias y los jóvenes y niños están más acostumbrados a lo “virtual”, les gusta usar el celular…, es su mundo. Pero el uso que se pretendía desde la comunidad no es lo mismo que el uso que ellos hacen… rápido, más que pensar, ver-pasar-distraerse. Entrar en uno mismo pensar y quedarse parados es difícil con aquel dispositivo con el que normalmente los niños y adolescentes se evaden de mí mismo… y “navegan libremente” por todas las partes.

  1. MOMENTO DE ALGUNAS REFLEXIONES

2.1. Si en una emergencia ha sido válido el uso de estos instrumentos informáticos, ¿por qué no de modo habitual?

2.2. ¿Qué nos ayuda a descubrir lo que hemos hecho?

– A nivel técnico

– A nivel de destinatarios: ¿a quiénes llegamos? ¿A quiénes no llegamos?

– Límites que tienen estas técnicas cuando se trata de la transmisión de la fe y de la celebración de la fe.

– Posibilidades nuevas de encuentros, de celebraciones familiares de amigos, o de grupos de catequesis, de intercambios…

  1. ESPECIFICIDAD DE LA TRANSMISIÓN Y VIVENCIA DE LA FE

– Jesús comienza su misión creando un grupo “de seguidores”. La convivencia con otros es fundamental en la experiencia de Jesús.

– La primera comunidad, según Hechos, tras los acontecimientos de la resurrección se reúne, vive en oración. Solo después de Pentecostés, se dispersan…

– Hay un elemento de “relación-contacto-presencia-celebración” que es esencial en la vida y misión de la Iglesia, que no está reñido, para nada, con otros medios técnicos. Pero parece que en los orígenes es importante. ¿Estamos saliendo a otro tipo de sociedad telemática, otra antropología?

– Es posible que en el futuro descubramos unas realidades de encuentro virtual que hoy se nos escapan de las manos. ¿Por qué en determinadas circunstancias la vivencia de un sacramento tiene que ser obligatoriamente presencial y no puede valer lo virtual siendo la única posibilidad posible?

– Lo virtual nos hace ver la carga de elementos “sociales” que se han incorporado a la celebración de sacramentos: matrimonio, primeras comuniones, confirmación… ¿qué decía la gente que echaba de menos? Muchos aspectos secundarios… “Sí, la comunión es lo primero, pero los amigos, la reunión, la fiesta, los regalos… también cuentan” ¿Qué cuenta más? ¿Qué es lo que de hecho se añora?

  1. LA PREGUNTAS QUE HAN SURGIDO

– Situación de confinamiento, de “no poder explicar humanamente” lo que pasaba y no poder frenar el mal, cuando parece que todo lo podíamos controlar… Han surgido así preguntas personales: ¿Quiénes somos? ¿Quiénes nos creemos? ¿Quién es Dios? ¿Por qué permite esto? ¿Cuál es el sentido del mal?

– Preguntas sobre la Iglesia: ¿Dónde está la Iglesia? ¿Por qué no vende sus bienes para apoyar causas de pobreza o investigación? ¿Por qué no se visibiliza más haciendo cosas? Unas “capas” de la Iglesia han acentuado una presencia por las redes. Otras han insistido en la dimensión de la caridad, de la ayuda, del compromiso, del mojarse con los enfermos…

– Preguntas sobre la realidad de la práctica cristiana. Muy reducida. Nos podemos creer que ver una iglesia llena o semi llena es “mucha práctica”, pero en comparación con los números reales. Es posible que las iglesias se vacíen, pero Dios se hace más presente en la ciudad, mejor, en las personas de la ciudad, en sus preguntas, en sus miedos, en sus búsquedas, en su evadirse de lo esencial… Dios se está haciendo presente en nuestra sociedad de otra manera: no por ser creyente, sino por buscar sentido, por añoranza, por abandono de una forma de vida cristiana contradictoria, rutinaria, que no dice nada. Dios no está ausente… Está cerca.

– Estas preguntas son un reto a la catequesis: ¿Qué capacidad de reacción, de respuesta, de compromiso han tenido los cristianos tanto a nivel teórico como a nivel de compromiso con los necesitados?

– En las redes hemos visto entrevistas a párrocos, a personas de Iglesia con unas posturas de afrontar el hecho, la pandemia, muy diversas. Así uno recuerda: “Las iglesias han estado cerradas, pero la Iglesia no ha cerrado y ha estado presente”. “¿Cuándo se abre la iglesia al culto? Tú lo que tienes que hacer ahora es buscar algún voluntariado donde demuestres tu fe”.

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