Título: Una fuente de agua viva para el acompañamiento
Autor: Rodolfo Pérez García
Editorial: Amarante
Comenzó sus estudios eclesiásticos en 1952, siendo ordenado sacerdote salesiano en Salamanca, el 3 de marzo de 1968. Se licenció en Filosofía y Letras en la Complutense de Madrid y allí mismo terminó con la especialidad en Psicología en 1978; posteriormente en Teología Catequética en la Universidad Pontificia de Salamanca. Se desempeñó bastantes años en las Delegaciones de Catequesis y Pastoral Juvenil en la diócesis de Madrid y de Temuco en el sur de Chile. Ejerció como profesor en varios colegios, en el Instituto S. Pío X y en la Universidad Católica de Temuco. Ejerciendo como Psicólogo, 11 años en Psicología Educativa y 16 en Psicología clínica, uno, como psicólogo del gabinete multiprofesional de la Cónfer; como catequeta 18 años. Autor de artículos y cursos de Psicología y Teología Catequética.
Siempre me han resultado útiles e interesantes las que llamamos ‘frases lapidarias’, porque me han dado que pensar. Pensar para mi hoy se ha convertido en una necesidad y en una de mis manías, porque he llegado a descubrir que cuando no preparo con antelación las tareas, las llevo a cabo con superficialidad y me impide poder aportar algo nuevo y enriquecedor siempre que las realizo en equipo; pero además, porque he convertido el pensar las cosas en un hábito, cuidando de que ese hábito no llegue a obsesión. Bien, pues una con la que me he encontrado frecuentemente en la vida es aquella locución o adagio latino de Horacio que dice “sapere aude”, que se tradujo como “atrévete a pensar” , o “ten el valor de utilizar tu habilidad para pensar”.
Este libro no excluye lo del adagio, pero queda advertido que no te ofrece sesudos contenidos o innovadores métodos de acompañamiento para evangelizadores con más eficacia, pero sí tienes en tus manos 35 desafíos, apuestas o temas breves, bastante esquemáticos, que pude ofrecer en varias ocasiones y ámbitos, a educadores, catequistas, acompañantes y sacerdotes, con el fin de provocar el emprendimiento de una ruta más, hacia una meta asequible, humana y espiritual en esta vida. Tienes en tus manos, no un documento doctrinal, sino pistas experimentadas personalmente, con el firme deseo de que a algún otro le puedan resultar beneficiosas en la práctica, advirtiendo de antemano, que servirse de estas pistas con eficacia supone pensar, echarle ganas y tiempo.